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jueves, 15 de enero de 2009

Buscar en la Red Social

AUTOR Luis Ángel Fernández Hermana

La web obligó a indexar y aparecieron entonces los motores de búsqueda comerciales, desde el espectacular AltaVista, hasta el omnipresente Google con su famoso algoritmo PageRank. Pero, a pesar de la potencia de estos programas y del horizonte que han abierto en el terreno de la búsqueda de información en un paisaje tan infinito como el de Internet, seguimos encerrados en el mismo círculo de siempre. Un buscador puede apuntar a cuán popular es un sitio por la cantidad de enlaces y consultas que recibe. Pero enmudece cuando queremos que nos ayude a determinar la calidad y la pertinencia de la información que contiene. Es más, muchas veces nos contentamos con la información que nos ofrecen los buscadores por proximidad de los resultados en relación con la consulta, sin atrevernos a poner en juego precisamente su calidad y pertinencia. Nos damos por satisfechos con que ya se hayan acercado tanto al objetivo.

Las cosas cambian con la emergencia de las redes sociales, donde la propia actividad colectiva de los internautas debería indicar donde hay información de calidad. Pero los buscadores apenas toman en cuenta la actividad social de los internautas, o, para decirlo de otra manera, sólo la pueden recoger en la medida en que estos enlazan y visitan, pero ambas acciones dicen poco sobre calidad y pertinencia de la información, y sí sobre preferencias dentro del marco reducido del mundo virtual creado y recreado por los propios buscadores.

Las redes sociales están cambiando las preguntas y, por tanto, el sentido y la orientación en la búsqueda de respuestas. En un momento en que aparecen sistemas de información donde no resulta fácil (a veces es imposible) trazar la frontera entre quienes producen y consumen información y ésta, cada vez con mayor frecuencia, es el resultado de síntesis elaboradas por los propios usuarios, ¿cómo penetrar en esta actividad social para poder categorizarla y ofrecerla como resultados en función de determinadas búsquedas? Dicho de otra manera, ¿cómo formalizar la esencia de la relación social de la que es fruto la información que se está buscando?

Algo de esto ya sucede en sistemas como las wikis, donde algunos buscadores no ofrecen sólo el resultado literal de una búsqueda (una palabra, un audio o una imagen), sino que trazan de alguna manera su importancia por las contribuciones que han permitido crear esa información y el tipo de consultas que recibe. Pero en estos casos, es el usuario quien añade una anotación o un voto, lo cual complica aún más las cosas, porque el voto no es una relación social sino una preferencia personal que, a lo mejor, cambia incluso a corto plazo o se debe a un grado de experiencia que no tienen por qué compartir los otros usuarios. Y si ese cambio, por ejemplo, es de una cierta entidad (oscilaciones masivas de preferencias se ven casi todos los días en Internet), entonces el significado del voto queda vaciado de contenido: la calidad y la pertinencia de una información sigue siendo una cuestión no resuelta. Y en el caso de la experiencia, resulta difícil juzgar cuál es el común denominador si la mayoría de quienes ponen información son, por ejemplo, analfabetos en el tema. Que también sucede.

La solución que se está investigando viene por el lado de motores de búsqueda que trabajan en colaboración. Para ello, tienen que centrarse en búsquedas realizadas por gente en las que el usuario confía. ¿Dónde están, quiénes son? Los habitantes de las redes sociales con los que estamos relacionados. La idea es que si compartimos con ellos ciertos intereses, también nos interesarán los lugares que ellos visitan, es decir, se presume que la información de esos lugares es de calidad y pertinente, lo cual es asumir mucho. El buscador ofrecería, en estos casos, respuestas supuestamente más personales (no personalizadas) que estarían libres de la influencia de los spamers y de esos malabaristas del marketing digital que inundan nuestros buzones de correo electrónico con todo tipo de ofertas.

Las herramientas colaborativas serán sin duda muy útiles en la búsqueda de información producida y consumida en el seno de las redes sociales. Esta es una puerta que apenas se ha entreabierto todavía. La investigación en los motores de búsqueda sociales, como ya se les llaman, está en pañales. Uno de sus territorios naturales de experimentación deberían ser los propios grupos de investigación que deben compartir información para alcanzar los resultados fijados. Pero, a pesar de la dificultad de distribuir el trabajo de manera eficiente en los grupos de trabajo, éste es el camino para ir afinando el marco de las consultas y de los resultados. Y cuanto más se sabe del funcionamiento de las redes sociales, ya sean abiertas o cerradas, no específicas o centradas en determinados objetivos, aparece como un planteamiento cada vez más claro que la búsqueda centrada en los movimientos de miembros de una red ofrece una posibilidad más elevada de ofrecer respuestas más relevantes en las búsquedas.

Este es un campo extraordinario de investigación que promete el surgimiento de otro(s) Google, centrado en las redes sociales + la calidad de la información en relación con su pertinencia. En este campo de investigación juegan desde el propio Google y Yahoo para no perder pie en la carrera en la que por ahora son líderes, a Microsoft o el Instituto de Sistemas de Software del Max Planck en Saarbrucken (Alemania), entre otros. Nosotros, como dijo Unamuno, estamos a la espera de lo que inventen. Y eso que estamos en el mismo punto de partida.