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domingo, 12 de febrero de 2023

Observaciones sobre la cabra montés en la Reserva Nacional de Caza de la Serranía de Ronda (1976).

El origen del Coto Nacional de la Serranía de Ronda fue la finca "Sierra Blanca  de Ojén", coto privado de caza y propiedad de José Aurelio Larios y Larios, III marqués de Larios y II marqués del Guadiaro. En 1943 el Patrimonio Forestal del Estado compró la finca, prohibió la caza, la acotó al pastoreo y la dotó de Guardería Forestal [1]

El Coto Nacional de la Serranía de Ronda se creó (Ley de 23/1948, de 25 de diciembre) para conservar y aprovechar especies de caza mayor, especialmente cabra montés y corzo [2]. Posteriormente el Coto Nacional pasó a denominarse Reserva Nacional de Caza de la Serranía de Ronda (Ley 1/1970, de 4 de abril). Años más tarde, la Junta de Andalucía amplió con terrenos de montes de su propiedad los límites de la Reserva (Decreto 182/2005, de 26 de julio). Actualmente, tras la declaración del Parque Nacional de la Sierra de las Nieves (Ley 9/2021, de 1 de julio) la caza deportiva y comercial se considera incompatible en los terrenos del parque nacional. 

En marzo de 1976 José Pino, guarda forestal del ICONA en Yunquera (Málaga) y guía de caza de la Reserva Nacional de Caza de la Serranía de Ronda, escribió un texto sobre la cabra montés (Capra pyrenaica hispanica Cabrera) de una extensión de seis cuartillas por ambas caras (ver detalle en la Imagen 1), fruto de sus experiencias y observaciones en los montes de Yunquera (Málaga), en la Sierra de las Nieves.   

 Imagen 1

Primera cuartilla manuscrita del relato de José Pino Rivera, de 31/03/1976, sobre la cabra montés en la Reserva Nacional de Caza de la Serranía de Ronda. Fuente: archivo personal de José Pino Rivera.
Imagen 1: Primera cuartilla manuscrita del relato de José Pino Rivera, de 31/03/1976, sobre la cabra montés en la Reserva Nacional de Caza de la Serranía de Ronda. Fuente: archivo personal de José Pino Rivera.

Observaciones sobre la cabra montés en la RNC de la Serranía de Ronda

El macizo de la zona Norte de la Reserva Nacional de la Serranía de Ronda se encuentra enclavado en la Sierra de las Nieves, situada entre los términos municipales de Parauta, Ronda, Tolox y Yunquera, de la provincia de Málaga.  

En este entronque de riscos, tajos, canalizos, bosques de Abies pinsapo y calvas subalpinas nevadas, tiene su hábitat una población de cabras monteses (Capra pyrenaica hispanica Cabrera) que da excelentes ejemplares, como los cazados hasta la fecha por numerosos cazadores, debido primero a la extraordinaria labor desarrollada durante dos décadas por la Subsecretaría del Ministerio de Información y Turismo y la guardería de dicho organismo. 

Posteriormente, después de un lustro desde que la reserva pasó en 1970 bajo la dirección y control del Servicio Provincial del ICONA en Málaga, iniciada la gestión por el hoy Sr. Inspector Regional, Sr. Carrera Morales, que con tanto acierto y entusiasmo imprime a su labor, siendo no menos valiosa la labor desarrollada por el director de la reserva, Sr. Gómez-Guillamón, y absorbiendo parte de la guardería forestal del ICONA el desempeño del control, cuidados, conservación y realización de cacerías, en colaboración con el antiguo personal de guardería del Servicio  de Pesca Fluvial, Caza y Parques Nacionales, tienen como resultado el excelente rendimiento de la reserva, en cuanto a la cantidad y abundancia de trofeos.

En cuanto a la población actual de cabra montés se mantiene prácticamente inalterable, debido al trasvase, como un manantial, hacia todos los montes y sierras que rodean la reserva y que tienen condiciones de hábitat idóneas y de tranquilidad debido a la creación del Coto Social de El Burgo-Ronda y los cotos privados de los términos municipales de Yunquera, Alozaina, Casarabonela, Carratraca, Ardales, etc. Esto da lugar a que el área de dispersión geográfica ocupada por la cabra montés sea cada día mayor, augurándose un futuro para dicha especie cada día mejor.

La longevidad del macho montés puede calcularse entre 13 y 15 años y la de las hembras entre 17 y 20 años. La hembra puede dar crías hasta los 15 y 17 años. El macho montés puede dar un buen trofeo en el área de la Serranía de Ronda con nueve o diez años, siendo excelente a los 12 o 14 años. 

Los machos y hembras viejos deben ser eliminados porque por envejecimiento degeneran la descendencia y no dejan cubrir a los más jóvenes, luchando por el mando de los rebaños, siendo a veces a muerte, dependiendo de la capacidad de resistencia para la lucha, osadía y audacia, llegando a enriscar a su contrincante alevosamente si este se descuida.

Las hembras estériles y las hembras viejas plantean dos problemas a la proliferación de la especie, las estériles se pasan todo el ciclo de cubrición absorbiendo a los machos, hasta que estos las detestan, no faltándole siempre el macho joven que la cubra. La cabra vieja además de dar cabritillos degenerados o defectuosos, absorbe la atención de los machos que cubren, ejerciendo su autoridad jerárquica sobre las demás hembras, dando lugar a que en zonas en que no haya machos suficientes, la cubrición sea deficiente, y si es realizada por ejemplares viejos, habrá muchas cabras vacías. Los cabritillos degenerados físicamente son la dieta de águilas reales y alimañas, lo que da lugar a que se efectúe el control natural por dichos depredadores. 

Tanto las cabras monteses como las especies predadoras se mantienen normalmente en un territorio que puede dar alimento y seguridad. Cuando aumenta la población, tanto una especie como otras, emigran a otros lugares guiados por los más inteligentes. Este es el motivo por el que se produce la dispersión de especies, tanto en el área de la serranía como en otros enclaves. El motivo de la emigración en ocasiones es debido a la falta de pastos o a la falta de tranquilidad, por la intervención de cazadores o pastoreo de ganado caprino, bovino u ovino. Una reserva debe de extirpar estos perjuicios para que sea estable y sana ya que otras especies que estén domesticadas transmiten enfermedades y provocan su dispersión, dando lugar al descenso de la población en el área afectada.

La cabra montes tiene necesidad de dominar los picos y alturas de los riscos y montañas. ¡Qué cazador o aficionado no ha observado con la magnificencia que nos ofrece el macho montes con su silueta indiscutible sobre los riscos más altos de un filar o picos de la sierra, ofreciendo con arrogancia la majestuosidad de dicha silueta! Pues bien, es en las alturas donde la cabra montes se siente más segura, más alimentada, y es donde se consiguen los mejores trofeos de machos sanos. Diversas especies de gramíneas y otras hierbas que son muy nutritivas se encuentran en altitudes de 1500 m. hacia arriba, formando vivares tiernos y frescos hasta bien avanzado el verano. En la estación de invierno en la que las alturas están normalmente invadidas por ventiscas y nieves la cabra montés desciende a las zonas bajas de las laderas, donde los pastos tempranos del otoño han resurgido en la primavera y se les suele ver formando rebaños tomando dichos pastizales, si bien, por tener costumbres nocturnas pastan de noche, pasando todo el día durmiendo una siesta pesada y despreocupada en riscos de altura o bosques de pinsapares cerrados, donde siempre permanece vigilando alguna res avispada. 

Es curioso que, aunque el mando de los rebaños lo lleva un macho o una hembra de los más fuertes, sanos y viejos, hay animales jóvenes avispados que son los guías y vigías, que van a la cabeza de los rebaños. Éstos, cuando detectan peligro, lanzan la alarma poniendo en guardia al jefe del rebaño que, después de su apreciación, determina si hay peligro o no. Es el problema de guardas-guías de caza y cazadores en los recechos, y muy especialmente aquel macho al que se ha disparado varias veces, logrando escapar ileso o pintado. Al menor síntoma de peligro ponen kilómetros de por medio y solamente puede ser cazado de oportunidad y sorpresa, con el regusto normal que supone para el cazador afortunado.       

Los machos enfermos, débiles o envejecidos buscan los lugares más fáciles de pastar al borde de los bosques, lugares donde pueden pastar fácilmente y ocultarse a su vez. Es en estos lugares donde se encuentra el mayor número de trofeos por reses muertas o sacrificadas por alimañas que las han localizado en su refugio. 

La caza de la cabra montés es por naturaleza de alta montaña, es allí donde se plantea el desafío entre el buen ejemplar, la pericia del guarda-guía de caza y la experiencia del cazador, hecho a fuerza de pasar horas de inclemencias de tiempo, sed, hambre y agotamiento por desgaste de energía. Pero allí es donde se dan los más bellos lances de caza, de los que queda el mejor sabor de boca para guías y cazadores. A veces se suele presentar la oportunidad de que a media ladera se encuentra un buen ejemplar, especialmente en época de celo, en estos casos se resuelve la cacería con facilidad, a su vez que se goza de dicha satisfacción de comodidad, que supone un respiro, como no, para el guarda-guía de caza, que ha resuelto la papeleta. Es muy interesante para el cazador novato el que el lograr un buen trofeo le cueste todo el esfuerzo descrito anteriormente, jamás lo olvidará a lo largo de su vida. Así, resulta también interesante para el cazador con madurez el resolver la cacería lo más cómodo y fácil posible. Por ello resulta muy interesante para la guardería el conocer el deseo del cazador en cuestión y con antelación, si es posible localizar la cacería.

Yunquera, a 31 de marzo de 1976.

José Pino Rivera.

Notas

[1] Ver en Áreadoc: La finca "Sierra Blanca de Ojén", coto de caza y propiedad de José Aurelio Larios, origen del Coto Nacional de la Serranía de Ronda (1943).

[2] Ver en Áreadoc: Coto Nacional de la Serranía de Ronda.