sábado, 30 de noviembre de 2024

Die spanische Edeltanne, Abies Pinsapo (J. Merck, 1912).

En 1910 fue publicado el texto Unexplored Spain [1], de los naturalistas y cazadores ingleses Abel Chapman y Walter J. Buck. De 1893 es su Wild Spain [2]. En ambos textos los autores muestran su admiración por España (... la más salvaje y ciertamente la menos conocida de Europa, ...). En la introducción de Unexplored Spain queda de manifiesto:

 

La España que amamos y de la que escribimos no es la España del turista o del trotamundos. Éstos siguen las rutas principales, las autopistas de ciudad en ciudad; pocos se aventuran siquiera por los caminos secundarios. Nuestra España empieza donde acaban las carreteras secundarias. Escribimos de sus soledades sin senderos, de estepas y praderas desoladas, de pantanos y tierras montañosas, de sus majestuosas sierras, algunas casi inaccesibles y, en muchos casos, no transitadas por pies británicos salvo los nuestros. Escenarios solitarios, pero glorificados por su belleza primigenia y la riqueza de su vida salvaje. Como naturalistas, es decir, como amantes natos de todo lo que es salvaje, grande y prístino, agradecemos al destino que guiara nuestros pasos hacia una tierra que es probablemente la más salvaje y ciertamente la menos conocida de Europa, una tierra digna de mejores cicerones que nosotros.

 

Los capítulos XXXV y XXXVI de La España Inexplorada están dedicados a la Serranía de Ronda (The Serranía de Ronda, Our "Home-Mountains"). El primero de ellos titulado San Cristobal and the Pinsapo Region y el segundo The Sierra Bermeja, Sierra de Jerez y The Puerta Palomas.

En 1912 apareció en Mitteilungen der Deutschen Dendrologischen Gesellschaft  (Boletín de la Sociedad Dendrológica Alemana) un extracto de la traducción de Johannes Merck al alemán, de Unexplored Spain, titulado Die spanische Edeltanne, Abies Pinsapo (el abeto español, Abies Pinsapo) [3], en opinión del autor, interesante desde el punto de vista dendrológico [4].



Die spanische Edeltanne, Abies Pinsapo.

Von "W. J. Buck, Jerez (Spanien).

 

La Serranía de Ronda es la prolongación más oriental de Sierra Nevada. Aparte del Ultimo Suspiro del Moro, la cadena no se interrumpe realmente en ninguna parte. Ambas montañas son también similares en su aspecto físico y su fauna, aunque difieren considerablemente de la vecina Sierra Morena, situada al norte. Lo más destacado de la Serranía de Ronda es el macizo de San Cristóbal, de 1.800 metros de altura, una imponente pirámide de roca gris fría con desniveles verticales.

El pueblo morisco de Benamahoma está enclavado bajo los salientes occidentales de la montaña. El camino a la cumbre, casi accesible en burro, conduce por la ladera sur. El 20 de marzo, cuando salimos de Benamahoma, la nieve fresca espolvoreaba el suelo y cubría las cumbres de los alrededores. Pero el sol brillaba con fuerza y un escribano montesino (Emberiza cia) gorjeaba suavemente desde un álamo. Los verderones y los chochines cantaban en las laderas boscosas y vimos herrerillos comunes, carboneros garrapinos y alondras comunes. El estrecho sendero ascendía penosamente por tierras de cultivo esporádicas, tan empinadas que ningún bípedo ordinario podría hacer pie en ellas.

Nos adentramos en bosques de quejigo y encina, extraños troncos deformes, mutilados y huecos, pero adornados con enredaderas y muérdago, muchos de los árboles muertos en tres cuartas partes, huecos hasta la corteza, que albergan mechones de helechos. Los carboneros decapitan estos árboles y cortan sus ramas en lugar de talarlos por completo. Las ramas laterales se amputan con regularidad y así, a lo largo de los siglos, surgen estos monstruosos crecimientos, que rara vez superan los seis metros de altura, coronados por una delicada rama que parece completamente desproporcionada con respecto al tronco.

Es difícil imaginar algo más fantástico que estos troncos aparentemente abultados, luchando con la muerte, que aún son capaces de dar vida a su copa. En cuanto doblamos a la ladera norte de la montaña, todo el paisaje cambia de repente. En lugar de troncos ramificados, nos encontramos con los pinsapos de acículas oscuras. Verdaderos monarcas del bosque, de crecimiento más majestuoso, asombran a nuestros ojos como algo singularmente nuevo.

Y estos árboles son, en efecto, algo nuevo que nunca antes habíamos visto. Porque la presencia de esta magnífica conífera española (Abies pinsapo) no se limita a España, sino sólo a esta sierra, la Serranía de Ronda. Puede que haya otros ejemplos notables de presencia limitada en el mundo, pero nunca hemos visto nada igual.

Los pinsapos sólo crecen aquí en tres lugares: en primer lugar en el propio San Cristóbal, en segundo lugar en la Sierra de las Nieves, una montaña que es visible desde aquí 30 millas inglesas al este, donde todas las laderas septentrionales están cubiertas de pinsapos, y en tercer lugar en la Sierra Bermeja, en la costa mediterránea, 30-35 millas inglesas al sur. En los tres lugares los pinsapos crecen como bosque. También vimos sólo uno o dos grupos dispersos en colinas vecinas.

Este raro árbol no se encuentra en ningún otro lugar del mundo. Otra peculiaridad de los pinsapos es que sólo crecen en la cara norte de las montañas. Pero también tienen otra peculiaridad. Aunque algunos de ellos crecen esbeltos como un abeto, en general parecen tener tendencia a extenderse en forma plana, de la que surgen tres, cuatro o hasta una docena de brotes principales, todos del mismo grosor y rectos hacia arriba, de modo que de una base común crecen de seis a ocho abetos individuales.

Sin embargo, para ver los pinsapos en toda su majestuosidad y densidad primigenias, hay que subir por encima de la zona de las carboneras. Allí crecen ejemplares gigantescos. Medimos árboles individuales superficialmente al pasar, con circunferencias de tronco de 10-15 yardas en la base. Crecen allí en laderas de piedra y pedregal entre grandes bloques de roca dolomítica blanca, pero las raíces penetran profundamente en el aluvión negro que hay debajo.

Otros pinsapos gigantes se habían afianzado incluso en las paredes de roca natural. Los dos dibujos siguientes, tomados del natural en el mismo lugar, omitiendo las acículas, pueden ilustrar el peculiar crecimiento multitallo de los Pinsapos. Las acículas de los Pinsapos recuerdan mucho a las de la Araucaria. La floración carmesí aparece en marzo, de la que salen racimos de conos rojizos en abril que maduran en agosto y septiembre.

 

Imagen: Traducción del texto del dibujo, Crecimiento multitalllo natural y frecuente de Abies Pinsapo.


Los bosques de Pinsapo están expuestos a una terrible devastación por el hacha y el fuego, las tormentas y las avalanchas. Los incendios forestales arrasan desfiladeros enteros. Los desprendimientos de rocas arrollan y arrancan de raíz incluso los troncos más grandes por docenas. Hemos visto pocos fenómenos capaces de describir la violencia de las fuerzas de la naturaleza de forma más dramática que estos rastros de avalanchas. Como esqueletos de mamut, fantasmales, blanqueados por el tiempo, cientos de árboles sobresalen del caos de escombros rocosos. Algunos aún erguidos, otros caídos y semienterrados, pero extendiendo sus grandes ramas blancas hacia el cielo, como en una lucha a muerte en busca de ayuda. Los pinares de San Cristóbal son uno de los elementos más llamativos del paisaje de la montaña andaluza.

Con unas tres millas inglesas de ancho, cubren todo el semicírculo del anfiteatro de la ladera de la montaña. Sus masas de color verde oscuro contrastan extrañamente con la roca blanca, o en invierno con la nieve más deslumbrante, a medida que se amontonan estrechamente una fila sobre otra, desde debajo del fondo del valle de 3000 pies de altura, hasta la altura más alta de la afilada cresta de unos 5500 pies. Ojalá pudiéramos plasmar en un lienzo la belleza de la imagen en sus colores.

Un sendero serpentea por los oscuros bosques, donde una vez más nos sorprendió la laboriosidad de los montañeses. A lo largo del camino, grandes vigas, traviesas, tablones y postes yacen cuidadosamente cortados y apilados, listos para el transporte. Que semejantes cargas pudieran transportarse hasta el valle a lomos de burros o, si eso fuera posible, que ese trabajo fuera rentable, parece completamente imposible tan lejos de cualquier mercado o tráfico por carreteras asfaltadas.

La madera de los pinsapos es bastante dura, pero demasiado nudosa para el uso general y no es adecuada para el carbón vegetal. No obstante, estos maravillosos pinsapos se sacrifican en masa, sobre todo porque la madera es adecuada para encender carboneras. ¿Es concebible un despilfarro más inútil? Parece casi incomprensible que semejantes bosques, únicos en el mundo, sean despiadadamente devastados sin otro fin que el de servir para encender hogueras.

 

Bibliografía y notas

[1]  Chapman, A., Buck, W. J. (1910). Unexplored Spain. Edward Arnold, Londres.

[2] Chapman, A., Buck, W. J. (1893). Wild Spain (España Agreste): Records of Sport with Rifle, Rod, and Gun, Natural History and Exploration. Gurney y Jackson, Londres.

[3] Merck, J. (tr.) (1912). Die spanische Edeltanne, Abies Pinsapo en Mitteilungen der Deutschen Dendrologischen Gesellschaft,  pp. 138-141. Accesible online en https://archive.org/details/mitteilungenderd2123deut/page/n5/mode/2up consultado el 30/11/2024.

[4] En una nota a pie de página del artículo, Johannes Merck indica que: En 1910 se publicó una obra de Edward Arnold, Londres, titulada «España inexplorada», escrita por dos cazadores ingleses amantes de la naturaleza: Abel Chapman, autor de otras obras sobre España, Noruega y África, y Walter J. Buck, vicecónsul británico en Jerez. Adornada con muchas y buenas ilustraciones, este libro será de excelente interés para cualquiera que conozca España, o desee conocerla, lejos del camino tan trillado por el que Cook o Stangen suelen conducir al paciente rebaño de sus viajeros. El editor ha dado permiso para imprimir el siguiente extracto, interesante desde el punto de vista dendrológico, sobre la presencia de Abies Pinsapo en mi traducción de la obra aquí citada.


sábado, 23 de noviembre de 2024

Guardería de montes y repoblación forestal en la provincia de Málaga (F. de Asís Pacheco, 1879).

 
El diario liberal El Imparcial publicó en 1879 quince reportajes de Francisco de Asís Pacheco, licenciado en derecho de veintisiete años de edad, sobre la situación económica de la provincia de Málaga. Según García Montoro [1]:

La decisión de publicar un grupo de reportajes sobre la provincia de Málaga se explica dentro de una política de la dirección del periódico de tratar en sus páginas los problemas de la España profunda, para llamar la atención de los gobernantes y clases dirigentes del canovismo sobre esa España inmóvil, atrasada, controlada por los caciques y necesitada de todo tipo de mejoras.
 
El reportaje nº XI dedicado a la "Guardería de montes - Repoblación" (ver Imagen 1), firmado y fechado por Pacheco en Ronda el 7 de enero do 1879, se publicó el viernes 28 de febrero [2].

Según Pacheco las necesidades de la provincia de Málaga en materia de montes se resumían en conservar la riqueza forestal existente y aumentarla mediante repoblación.

En cuanto a la guardería de montes, era preciso organizar un cuerpo dedicado en exclusividad a la vigilancia y custodia de los montes y liberar de estas tareas a la guardia civil, encargada de ellas desde 1816. Además, para que la vigilancia y custodia de las 146.990 hectáreas de monte fuese efectiva, era necesario incrementar la dotación de guardería, de diez guardas (ocho dedicados a tareas de guardería y dos a la oficina) a veintisiete (un capataz y dos guardas por cada una de las nueve comarcas forestales del distrito de Málaga), con residencia en sus respectivas comarcas, para lo que era preciso construir en cada una de ellas una pequeña casa como las de los peones camineros.

En lo referente a la repoblación, Pacheco propone las siguientes medidas:

  • que el 10 por 100 de los aprovechamientos forestales que realizan los pueblos se pague con puntualidad y se invierta completamente en los trabajos de la repoblación;
  • que se doten a los Distritos Forestales de personal y de medios suficientes para llevarla a cabo; 
  • que el caciquismo no tenga la influencia que ha adquirido en menoscabo de los intereses de los pueblos, y para garantizar la impunidad de los dañadores de montes y los abusos de los municipios en materia de aprovechamientos; 
  • que se cumplan las leyes con celo, perseverancia y firmeza frente a la apatía y al abandono de la Administración. 

Explica Pacheco que ya por entonces el Distrito Forestal de Málaga había realizado el bosquejo forestal a escala de 1:200.000, un proyecto de casa forestal con dos sequeros para producir semilla para la repoblación y un proyecto de vivero de cinco hectáreas para producción de planta. Para el futuro inmediato, con la recaudación del 10 por 100 de todos los aprovechamientos, se podría construir una casa forestal en Yunquera [3], con su estación meteorológica [4], en un lugar próximo al pinsapar de la Torrecilla, considerado, y no sin razón, como el punto mas importante de la provincia bajo este aspecto.


 Imagen 1
 
Reportaje XI "Guardería de Montes — Repoblación", del IMPARCIAL,  Diario Liberal, del viernes 28 de Febrero de 1879. Fuente: Biblioteca Nacional de España.
Imagen 1: Reportaje nº XI de Francisco de Asís Pacheco en El Imparcial, dedicado a la "Guardería de montes - Repoblación". Fuente: Biblioteca Nacional de España.

 

Transcripción del reportaje XI "Guardería de Montes — Repoblación" de Francisco de Asís Pacheco, publicado en EL IMPARCIAL - Diario Liberal, el viernes 28 de Febrero de 1879.

Las necesidades que siente nuestra riqueza forestal, por lo que a la provincia de Málaga se refiere, pueden reducirse a dos: a la de conservar la que tenemos y a la de ir estudiando y planteando seriamente los medios de aumentarla. De aquí las reformas indispensables que reclama la guardería de montes y la urgencia con que es preciso proceder a la repoblación de los mismos. Este distrito ha menester ante todo, para que ambos fines estén bien atendidos, para que sea posible realizarlos, de una organización distinta de la que que ahora tiene, de un personal mas numeroso. Ignoramos lo que en otros distritos sucede; pero sin duda alguna su situación será análoga a la del que forma la provincia de Málaga. Una mal entendida economía escatima aquí constantemente recursos para toda atención de primer orden, mientras que no hay temor en llegar hasta la prodigalidad y el despilfarro en materias que no merecen el mas pequeño sacrificio.

El distrito forestal de Málaga está constituido por un ingeniero jefe, dos ingenieros de montes, un ayudante y diez capataces. De la guardería está encargada desde 1816 la guardia civil. Antes hacían este servicio ocho guardas y cinco sobreguardas. Se han suprimido sus plazas que importaban 11.000 pesetas. Compárese con esta cifra la del término medio de los daños causados anualmente, en el quinquenio último, que asciende a 80.000 pesetas, y se deducirán tristes consecuencias de su comparación. De los diez capataces que hoy tiene este distrito, ocho están dedicados a las tareas de la guardería y dos a la oficina, porque en ésta no hay escribientes, delineantes, ni auxiliares de ningún genero.

El distrito se divide en nueve comarcas forestales, y cada comarca, si la vigilancia ha de ser efectiva, debe tener un capataz y dos guardas. Distribuida aquí en grandes grupos, separados unos de otros por distancias considerables, la riqueza forestal, su custodia es dificilísima. Con el personal que proponemos podría hacerse á costa de grandes esfuerzos; pero de otra manera será siempre totalmente imposible. El capataz y los guardas debieran residir además en sus respectivas comarcas, para lo que sería indispensable construir en el centro de cada una de ellas una pequeña casa como las de los peones camineros. 

En Alemania hay un gran número de estas casas. No se crea que exageramos. Los países que tienen riqueza forestal, que comprenden su inestimable valor, no regatean los medios de conservarla y mejorarla. En ninguna parte se obtiene esto con el escasísimo personal que aquí reputamos suficiente. el ilustrado ingeniero D. Francisco de P. Arrillaga, en su notabilísimo libro sobre La producción en la Producción en la exposición de Viena, habla de los montes del archiduque Alberto, situados en la antigua provincia de Teschen (Austria) y del número de empleados que se consagran a su conservación y mejora. Esos montes abarcan una extensión de 60.000 hectáreas, divididas en 19 distritos, y de las que 50.000 forman una sola masa con el personal siguiente: 1 inspector jefe, 6 inspectores de distrito, 22 ingenieros, 16 ayudantes, 10 sobre-guardas y 175 guardas. Nosotros no pedimos tanto para la provincia de Málaga, aunque hay que custodiar en ella 146.990 hectáreas de monte. Con el personal que hemos indicado se reducirían los daños que ahora se lamentan a una tercera parte. 

La guardia civil, que ha contribuido mucho a reducirlos, podría seguir como auxiliar y vigilante. Aunque nada puede decirse de su celo en el cumplimiento de aquel servicio, las condiciones en que se halla ese instituto le imposibilitan de prestarlo como todo en el mundo estima conveniente. La obligación que tiene la guardia civil de vigilar constantemente los caminos y las inmediaciones de las ciudades, la retraen de penetrar en lo interior de los montes con toda la asiduidad y la frecuencia que sus jefes desearían. Por esto se ha notado que la mayor parte de las denuncias que hacen las parejas de aquel cuerpo, se refieren a los caminos, llanuras y parte baja. La guardia civil tiene, además, gran número de servicios a qué atender para consagrarse a este de una manera preferente. Las necesidades de orden público obligarán a sus fuerzas a menudo a concentrarse, y entonces queda encomendada sólo a los alcaldes la custodia de los montes. Por último: el jefe del servicio forestal es el ingeniero jefe del distrito y los de la guardia civil los de su respectivo tercio, esta dualidad de dirección puede ser perjudicialísima para la vigilancia. De aquí lo necesario que es organizar un cuerpo exclusivamente consagrado a aquella tarea y dar a los trabajos de la guardia civil el carácter de auxiliares.

En cuanto a la repoblación, no hemos de insistir sobre la urgencia de llevarla a cabo. Sabido es para que nos ocupemos en repetirlo, que la abundancia de arbolado condensa las nubes y facilita las lluvias, mejora y regulariza la distribución de las aguas, disminuye las temperaturas extremas, dulcifica la impetuosidad de los vientos, impide el arrastre de las tierras y las inundaciones. De todo esto necesita, como pocas, la provincia de Málaga. Llevada aquí la repoblación al límite racional que señalan las condiciones de nuestro suelo y de nuestro clima, los productos forestales (maderas, corchos, etc.) aumentarían en la proporción de uno a diez, y las condiciones generales de la producción mejorarían extraordinariamente. 

Hace algún tiempo se dispuso que para llevar a cabo la repoblación ordenada en leyes recientes, estudiaran los distritos forestales las condiciones de cada localidad y propusieran los medios adecuados para repoblarla. Se dispuso también que el 10 por l00 de los aprovechamientos que realicen los pueblos en sus montes se destine a las operaciones de la repoblación y mejora. Algunas provincias han hecho ya ese estudio, que desearíamos hubiera mandado publicar la Dirección del ramo, porque estos trabajos interesan a todo el mundo. Los que se refieren al distrito de Málaga están muy adelantados, gracias al celo e inteligencia de los ingenieros de montes de esta provincia y a la fecunda iniciativa de su jefe el Sr. D. Mariano Sanías. A pesar de la escasez de medios de que disponen y de la insuficiencia de los recursos con que pueden contar, dentro de breve tiempo habrán terminado. Los ilustran un bosquejo forestal del distrito de Málaga en escala de 1.200.000, un proyecto de casa forestal con dos sequerías para trabajar con el calor artificial y el calor solar a fin de procurarse en todo tiempo semilla para la repoblación, y un proyecto de vivero de cinco hectáreas para la cría de las especies con destino a plantaciones. Los presupuestos de estas obras son extraordinariamente económicos. Con la cantidad que produzca la recaudación del 10 por 100 de todos los aprovechamientos que realicen los pueblos, bastaría para construir en un plazo breve la casa forestal que debe establecerse al S de Yunquera, en un lugar próximo al pinsapar de la Torrecilla, considerado, y no sin razón, como el punto mas importante de la provincia bajo este aspecto. Establecida la casa forestal, podría situarse en ella, como en todas las que, siguiendo este plan, se construyeran en España, una estación meteorológico-forestal servida por los individuos del cuerpo, y cuyo coste ascenderla a 1.800 rs., que es lo que importan los aparatos necesarios para montarla. Todos los pueblos donde la riqueza forestal se considera como elemento importante de su producción, tienen estaciones de eso género. En Prusia hay 13. En Austria existen también muchas. Para que sean completas y de todo punto eficaces las observaciones hechas en ellas, las estaciones meteorológico-forestales de un país están entre sí y con las del extranjero en constante comunicación.

A cuantas personas muestran interés por el mejoramiento de estos pueblos, hemos oído encomiar la urgencia de la repoblación. Su deseo no entraña un imposible; para realizarlo,no es preciso siquiera que el país haga sacrificios extraordinarios ó que apele a arbitrios da éxito dudoso y complicado mecanismo. Uno de los escritores malagueños que con más afán, si no siempre con éxito, se ocupan en estas cuestiones, el Sr. Casado, publicó hace poco tiempo en un folleto de pocas páginas dos proyectos, de ley el uno y de asociación el otro, para intentar la pronta repoblación de los montes de España. No estamos de acuerdo con las soluciones que el Sr. Casado ofrece, ni las tomamos en cuenta para otra cosa que para demostrar el anhelo que inspira a los habitantes de esta provincia aquel asunto. No hay necesidad de promover imposiciones de ahorros para recabar fondos con destino a la repoblación, ni en las condiciones económicas en que nos hallamos sería un negocio para nadie consagrar sus capitales a este objeto. Lo que es preciso hacer, y el Sr. Casado, que representa a la provincia de Málaga en las Cortes, podría reclamarlo con mas fortuna que otros; lo que es preciso hacer, es que el 10 por 100 de los aprovechamientos forestales que realizan los pueblos se pague con puntualidad y se invierta completamente en los trabajos de la repoblación; lo que hay que hacer es que se doten a los distritos de personal y de medios suficientes para llevarla a cabo; lo que hay que hacer es que el caciquismo no tenga la influencia que ha adquirido en menoscabo de los intereses de los pueblos, y para garantizar la impunidad de los dañadores de montes y los abusos de los municipios en materia de aprovechamientos; lo que hay que hacer, en una palabra, es que se cumplan las leyes con celo, con perseverancia, con firmeza. Esto seria preferible a cualquier género de quiméricos arbitrios, y preferible sobre todo a la apatía, al abandono con que la Administración mira estas cuestiones, como todas las que interesan más a los pueblos.  

FRANCISCO DE ASÍS PACHECO
Ronda 7 de enero do 1879

 

Bibliografía y notas

[1] Cristóbal García Montoro, 2005. Los montes de Málaga en 1879 (Dos reportajes de Francisco de Asís Pacheco). Revista de Estudios Regionales, nº 72, pp. 247-261.

[2] Francisco de Asís Pacheco, 1879. El Imparcial en Provincias. Málaga. XI. Guardería de montes y repoblación, en el Imparcial. Madrid.

[3] Casi un siglo más tarde, el verano de 1973, se inició la explanación de la parcela de la casa forestal de Yunquera. El Agente Forestal del ICONA, José Pino Rivera, envió el 12 de febrero de 1973 un oficio al Ingeniero Jefe Provincial del ICONA en Málaga, proponiendo la necesidad de construir en las inmediaciones de la localidad de Yunquera (Málaga) una casa forestal con las siguientes dependencias: vivienda de guardería, almacén para herramientas, cuadras y pajar para caballería y sequero de piñas de pinsapo. Ver el documento en el Archivo documental de José Pino Rivera: https://jpinod02.github.io/archivojosepinorivera/item.html?id=coll130

[4]  El 24 de marzo de 1981 el Agente Forestal del ICONA en Yunquera, José Pino Rivera, dirigió un oficio al Ingeniero Jefe Provincial del ICONA en Málaga poniendo en conocimiento la instalación de una estación termopluviométrica en la casa forestal de Yunquera (Málaga), con termómetros de máximas y de mínimas, evaporímetro y pluviómetro, de la Comisaría de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Sur. Ver el documento en el Archivo documental de José Pino Rivera: https://jpinod02.github.io/archivojosepinorivera/item.html?id=coll069

 

viernes, 15 de noviembre de 2024

De la Costa a Ronda (G. Martín, 1901).

El texto que sigue es una traducción parcial del relato Un coin d'Andalousie de Málaga a Gibraltar et de la côte a Ronda, incluido en el Annuaire du Club Alpin Français [1],  publicado en 1901, y cuyo autor es Georges Martin [2]. 


Un buen día de principios de mayo de 1900, mi compañero y yo salimos de San Pedro a las seis y media de la mañana, escoltados por un guarda privado armado con un fusil y montado en una mula, y un arriero cuya bestia llevaba nuestro equipaje. 

No seguimos la carretera, sino un sendero que sube hasta el origen del valle del Guadaiza, situándonos, durante la mayor parte del camino, más o menos en una cresta que separa la cuenca de este arroyo de la de un río algo mayor, el Río Verde, y de su afluente el Río del Bote. El camino es muy accidentado. Para recorrerlo con seguridad, se necesita el paso seguro de mulas y caballos criados en las montañas. La vista es amplia. A la izquierda, limita con la cresta de la montaña Palmitera, donde se dice que la cabra montés es más pequeña que la de las altas cumbres de los Alpes; a la derecha, por la montaña de La Concha, que domina Marbella; delante, por varios picos, el más destacado de los cuales es la cumbre caliza del Cerro de las Plazoletas, en la Sierra de la Nieve, que alcanza los 1.960 metros; en las laderas de esta montaña, un hermoso manantial brilla al sol y se precipita en cascada al Río del Bote. Junto a este pico hay un puerto, el Puerto de la Refriega, un lugar histórico. Fue aquí donde en 1485 se libró una de las últimas batallas entre los cristianos y los moros que habían sido expulsados de Ronda. A nuestras espaldas, la vista bajaba gradualmente hacia los cultivos de San Pedro y el mar, y en el lejano horizonte se divisaban las nieves del Rif marroquí. En un punto, podíamos ver estas nieves al mismo tiempo, y en otra dirección las de Sierra Nevada. En primer plano, las laderas del valle estaban cubiertas de matorral, dominado por la jara, con sus grandes flores blancas con manchas marrones, y también por bosques de alcornoques, encinas y pinos, cada vez más escasos a medida que aumentaba la altitud.

 

Imagen 


Imagen: Valle del Guadaiza. Autor Georges Martin. Fuente:  Un coin d'Andalousie de Málaga a Gibraltar et de la côte a Ronda. En Annuaire du Club Alpin Français.   


La ruta es ahora muy segura, pero no siempre fue así. No hace muchos años, una banda de bandoleros se instaló en la zona, saqueando a los escasos viajeros y a los pueblos de los alrededores. Al lado de la carretera, aún se puede ver la casa, ahora en ruinas, donde tenían su escondite y desde donde asaltaban a los viajeros. Estos bandoleros hacían prácticamente imposible viajar entre la costa y Ronda, siendo inútiles todos los esfuerzos de la Guardia Civil, hasta que varios lugareños, asaltados por ellos, regresaron al día siguiente y mataron hasta el último de ellos, tomándose así la justicia por su mano.

A las doce y media llegamos a Puerto Robledal, situado a 1.350 metros, al final del valle del Guadaiza. Aquí hay una mina de hierro magnético, ahora llamada Fuenfría, que nos proporciona agua clara y sabrosos berros para el almuerzo. 

Hay un gran contraste entre los dos lados del puerto Al sur, el rápido valle del Guadaiza, con sus laderas cubiertas de arbustos y árboles, conduce al mar, y las montañas son de origen antiguo, en su mayoría porfídicas. Al norte, las montañas calizas son más escarpadas y pesadas, y el país parece menos accidentado y más duro que el que acabamos de atravesar. Esta impresión persiste a medida que se desciende. El pequeño torrente formado por la Fuenfría y otros manantiales cercanos desaparece pronto entre las rocas, y se camina por mesetas calizas, con ondulaciones cubiertas de arbustos. Aquí recogí un gran ramo de peonías silvestres, para disgusto de mis compañeros nativos. Llamaban a la flor «hierba maldita». Cuando les pregunté por qué la llamaban así, me contestaron: «Es porque provoca erisipela». Desconozco el origen de esta creencia, que parece extendida por toda Andalucía.

En estas mesetas no hay más agua que la de algunos pequeños estanques que deben secarse en verano. Los únicos habitantes que encontramos fueron dos o tres pastores al frente de pequeños rebaños de cabras, bueyes y vaquillas, y algunos pobres campos de cereales separados por varios kilómetros. A veces surgen rocas de entre la maleza, formando montones que recuerdan, con menos variedad y tamaño, a los de Montpellier le Vieux, en las Causses francesas.

Dejamos la sierra una hora antes de llegar a Ronda, y entramos en la ciudad al anochecer, muy contentos con esta expedición a un país pintoresco y casi desconocido. Es cierto que no es muy fácil llegar, al estar lejos de las carreteras principales. Pero no siempre los lugares más visitados son los más interesantes, y espero haber contribuido a demostrarlo con esta breve descripción.

 

Bibliografía y notas

[1] Georges Martin, 1901. Un coin d'Andalousie de Málaga a Gibraltar et de la côte a Ronda. En Annuaire du Club Alpin Français, pp 302-318. Accesible online en https;//gallica.bnf.fr

[2]  Miembro del Club Alpino Francés (Sección de París).


miércoles, 13 de noviembre de 2024

Excursión a la Serranía de Ronda del XIV Congreso Geológico Internacional (D. de Orueta y Duarte y E. Rubio, 1926).

Durante el XIV Congreso Geológico Internacional se realizó una excursión a la Serranía de Ronda (ver Imagen 1). El texto descriptivo de la excursión, cuyos autores fueron Domingo de Orueta y Duarte y E. Rubio, fue publicado por el Instituto Geológico de España en 1926 [1]. 


 Imagen 1

Imagen 1: Serranía de Ronda. Primer término, gneis; segundo término, peridotitas; tercer término, calizas dolomíticas de Sierra Blanca. Fuente: La Serranía de Ronda por D. Orueta y E. Rubio. Excursión A - 2. XIV Congreso Geológico Internacional, Madrid 1926.
 

El programa de la excursión, de una duración de cinco días, fue el siguiente:

  1. Primer día. La meseta de Ronda. Está rodeada de sierras jurásicas, salvo en esta última dirección. Al Sur, por la Sierra de Cartajima; al Este, por las de los Merinos y Gialda, y al Oeste, por la de los Castillejos y las últimas estribaciones de la de Libar, que corren por el lado occidental del Guadiaro. Por el Norte la prolongan una serie de suaves lomas, que se extienden hasta la divisoria entre el Guadalete y el Guadiaro, al Noroeste de Arriate.
  2. Segundo día. Estudio de las rocas peridóticas y visita a los terrenos comprendidos entre el mioceno, sobre el que reposa la ciudad de Ronda, y el borde de la masa hipogénica, situado a 21 kilómetros de esta población, en la carretera que va a San Pedro Alcántara.
  3. Tercer día. Visita a los Llanos de la Nava y la Torrecilla, con el examen de las calizas cambrianas, y especialmente ver desde la cumbre de la Torrecilla, punto culminante de la Serranía (1.918 metros), la erupción peridótica en su conjunto, y también el cambio de dirección de la cordillera bética, y el gran manchón de pizarras cambrianas de los montes de Málaga.
  4. Cuarto día. Viaje en ferrocarril desde Ronda a Málaga, aprovechando para hacer el corte geológico a lo largo de la vía desde Gobantes a El Chorro.
  5. Quinto día. Visita a los llanos del Juanar, para el estudio y recolección de muestras de las dolomías metamórfícas de aquel paraje.

 

Los autores de la guía consideraron los siguientes límites de la Serranía (ver imagen 2):

 

... por el Norte, el valle del río Guadateba; por el Sur, el mar Mediterráneo; por el Este, el río Guadalhorce, y por el Oeste, el río Guadiaro. Queda así limitada una superficie de forma próximamente trapezoidal, comprendida entre las latitudes 36° 17', paralelo de la desembocadura del Guadiaro, y 36° 57' 30'' , que es, aproximamente, el paralelo del valle del Guadateba, y entre las longitudes 0º 52' y 1º 36' al Oeste del meridiano de Madrid, que son las que corresponden poco más o menos a la parte central de los valles del Guadalhorce y el Guadiaro. La superficie encerrada entre estos límites es, aproximadamente, de unos 2.800 kilómetros cuadrados.

... nos atendremos a la definición que hemos expuesto: en primer lugar, porque entre las sierras que componen dicho conjunto hay una ligazón orográfica muy íntima, que se traduce en otra más íntima todavía en la composición geológica, y en segundo lugar, porque todos nuestros predecesores en el estudio de la Serranía han adoptado para ella los mismos límites que quedan señalados.


 Imagen 2

Croquis orográfico de la Serranía de Ronda. Escala 1:400.000. XIV Congreso Geológico Internacional, Madrid 1916.
Imagen 2: Croquis orográfico de la Serranía de Ronda. Escala 1:400.000. Fuente: La Serranía de Ronda por D. Orueta y E. Rubio. Excursión A - 2. XIV Congreso Geológico Internacional, Madrid 1926.


La guía consta de la "Descripción geográfica y principales rasgos geológicos" de la Serranía (ver el mapa geológico en la Imagen 3), tomada, aunque corregida y ampliada, del texto del "Bosquejo geológico de la parte Sud-Oeste de la provincia de Málaga" (Domingo de Orueta y Aguirre, 1875) [2]. En ella además se describen y clasifican las principales rocas desde el punto de vista petrográfico. Así se describe la Sierra de la Nieve: 

 

La Sierra de la Nieve es un conjunto de elevados cerros que se interpone entre la Sierra de Tolox y la de Burgo. Está abruptamente cortada por su borde Noroeste, que cae al arroyo de la Higuera, afluente del río Turón, y, en cambio, por su borde opuesto, las laderas de sus cerros se unen por gradaciones poco pronunciadas al fondo del páramo. En esta sierra se encuentran los mayores bosques de pinsapos de la comarca. Este curioso árbol (Abies pinsapo) alcanza allí un desarrollo notable, y en los tajos y profundos barrancos del arroyo de la Higuera hay bosques con ejemplares cuya altura llega a 15 metros. El pinsapo de la Serranía sólo se desarrolla a alturas superiores a 1.000 metros y crece preferentemente en las calizas, y sólo en dos sitios (Sierra del Real y Reales de Genalguacil) lo hemos visto desarrollarse en las peridotitas. Este árbol, algunos quejigos y la poca hierba que crece en las hondonadas, son la única vegetación del páramo central.

Todo el conjunto de sierras, desde el puerto del Chaparralejo, Torrecilla, Sierra de la Nieve y meseta central, está formado por caliza blanca de los terrenos cambriano y jurásico, yendo el contacto entre ambos por el arroyo de la Higuera y el borde Noroeste de la meseta. Todo el paisaje allí es, pues, de un color blanco intenso, excepto en un punto, en el extremo Sur del páramo, donde se eleva el cerro de Abanto, primer asomo de la gran masa de rocas peridóticas, que se destaca con su color pardo rojizo de los cerros que lo rodean. Esta masa de peridotitas, que, como veremos más adelante, es uno de los rasgos geológicos más importantes de la Serranía, rodea al páramo central por su base meridional y parte de la oriental. En la primera llega hasta las orillas del río Verde, y en la segunda forma la Sierra Parda, que se destaca de la Torrecilla en el puerto de Coronas.

El cerro de Abanto es el primer jalón de la cordillera principal a partir del páramo. Pasado este cerro desciende la cumbre a la depresión conocida con el nombre de puerto del Robledal, que, aunque no tan alto como el del Pilar, al canza, sin embargo, la cota de 1.340 metros sobre el mar. Por él pasa el camino de arriería que conduce desde Ronda a Istán y Marbella. Geológicamente es notable este puerto por el criadero de magnetita que en él hay, y que está situado precisamente en el contacto de los gneises y dolomias estratocristalinas con la roca eruptiva.

 

   Imagen 3

Imagen 3: Mapa geológico de la Serranía de Ronda . Escala 1:200.000. XIV Congreso Geológico Internacional. Fuente: La Serranía de Ronda por D. Orueta y E. Rubio. Excursión A - 2. XIV Congreso Geológico Internacional, Madrid 1926.


Bibliografía y notas

[1] D. de Orueta y Duarte y E. Rubio, 1926. La Serranía de Ronda. Excursión A-2, XIV Congreso Geológico Internacional. Instituto Geológico de España. Madrid. Accesible online en https://www.bibliotecadelaserrania.es/download/documentos_pdf/La Serranía de Ronda por D. Orueta y E. Rubio.pdf consultado el 13 de noviembre de 2024.

[2] Orueta y Aguirre, Domingo de (1875). Bosquejo geológico de la parte sud-oeste de la provincia de Málaga. Extracto de las Actas de la Sociedad Malagueña de Ciencias Físicas y Naturales. Málaga. Imprenta de la Revista de Málaga. 33 pp.


viernes, 1 de noviembre de 2024

La Serranía de Ronda, los pinsapares, la Sierra de las Nieves y Sierra Bermeja (Memoria de la Exposición General Agrícola, 1857).

Del 24 de septiembre al 4 de octubre de 1857 se celebró en Madrid el Concurso-Exposición de los productos agrícolas de la Península, islas adyacentes y provincias de Ultramar (ver Imagen 1). 

El anuncio y convocatoria del Concurso-Exposición se realizó mediante un Real Decreto de Isabel II de 11 de marzo de 1857, a propuesta del Ministro de Fomento Claudio Moyano.  

Con este certamen se pretendía fomentar la agricultura en España, como lo venían haciendo desde el primer tercio del XIX diferentes países de Europa occidental, básicamente Francia e Inglaterra, los ejemplos paradigmáticos a seguir. El lugar donde se celebró esta exposición fue la Montaña del Príncipe Pío. El certamen contaba con diferentes galerías destinadas a contener muestras de semillas, toda clase de frutos, colecciones de maderas, instrumentos de agricultura, corchos, raíces, cortezas, carbones, ciscos, cenizas productos y jugos resinosos, caballos, aves raras, etc. Atención especial mereció el pabellón árabe que se presentó como la obra más notable e importante. Este pabellón estaba destinado a la celebración de los actos oficiales y a la exposición de las flores, plantas y frutos delicados  [1] (ver Imagen 2).

 

 Imagen 1

Artículo extraído de la revista El Museo Universal del 15 de octubre de 1857. Fuente: https://www.memoriademadrid.es/buscador.php?accion=VerFicha&id=35803&num_id=1&num_total=58#
Imagen 1: Artículo de la revista El Museo Universal del 15 de octubre de 1857. Fuente: https://www.memoriademadrid.es/

 
Celebrada la exposición general agrícola se publicó la Memoria y Catálogo [2]. En el apartado "Subclase octava: croquis, reconocimientos forestales, planos, detalles de inventarios de montes, de sus ordenamientos y de aprovechamientos generales" [3], figura una breve descripción forestal de la Serranía de Ronda, los pinsapares, la Sierra de las Nieves y Sierra Bermeja [4], dentro del "Distrito de la terraza de Granada, que comprende las provincias de Málaga, parte de Jaén, Granada y Almería".
 
 
 Imagen 2

Interior del pabellón de actos oficiales y exposición de flores.
Imagen 2: Interior del pabellón de actos oficiales y exposición de flores. 
 
 

La Serranía de Ronda, los pinsapares, la Sierra de las Nieves y Sierra Bermeja

La Serranía de Ronda es poco forestal y por tanto muy seca. Sólo las regiones superiores de la sierra de Yunquera tienen algunos montes de pinsapos (Abies Pinsapo). Estos bosques principian a los 850 metros a 1.140 de altitud; la mayor parte visten la parte superior y suben por el Pico de las Plazoletas. Los pinsapares más espesos y hermosos se hallan en los orígenes del rio Seco y rio Verde; parece que este árbol cubrió en otro tiempo casi toda la Serranía. En la cima se encuentran bosques de una especie peculiar de aquel país, llamada por Boissier Quercus alpestris, y que se halla a la altitud de 1.300 metros. 

La sierra de las Nieves está casi desarbolada, salvo las cercanías del Convento donde abundan los bosques de hoja plana. Tan seca, pero menos desarbolada, se halla la Sierra de Ronda. Del reconocimiento practicado por el Ingeniero D. Antonio Laynez en el pinsapar de la sierra de las Nieves, perteneciente á los Propios de la ciudad de Ronda, resulta que este monte se halla situado a 12 kilómetros al S.E. de dicha ciudad. La superficie que ocupa es de unas 760 ha 65 áreas, de la cual sólo se puede considerar como forestal la de 265 ha 46 áreas, siendo el resto un calvero de roca lavada, sin vegetación alguna. El pinsapo forma los rodales de este monte y crece con bastante lozanía, llegando á adquirir grandes dimensiones, sin embargo de que no se cría en la espesura conveniente. Sus rodales se encuentran en las últimas clases de edad. Carece el monte de vías de comunicación; y esta falta, unida a lo quebrado del terreno, causa que la demanda sea escasa, y que sea muy bajo el precio de las maderas. A los pinsapos les cortan las guías de jóvenes para palas de hornos y otros usos. El famoso del puertecillo de las Animas, camino de Ronda a Tolox, se llama de las Siete hijas, por tener siete ramas, altas, perpendiculares y casi iguales, partiendo en cerco y con simetría, alrededor del centro del tronco, fenómeno hermoso y notable. 

Coronando la sierra Bermeja, de Estepona, Casares, Genalguacil y Tolox se hayan individuos aislados de pinsapo. En la parte inferior forma grandes rodales el pino carrasco (P. halepensis) en los montes de Estepona, Genalguacil, Jubrique, Pujerra, Yunquera, Ronda, Tolox, Casarabonela y Carratraca y superior á esta especie se halla el pino bermejo (P. sylvestris. v. rubra?) particularmente en los montes de Sierra Bermeja. 

Los pueblos de castaña son Júzcar, Parauta, Cartagima, Igualeja, Pujerra no tanto, Parauta muy poco y Jubrique, Alpandeire y Benadalid. Los castaños pueblan por aquí mucha tierra hacia los barrancos, dejando al alcornoque cubrir lo más alto y los intermedios con su verde peculiar. En Júzcar es donde ingertan mas castaños y por eso se lleva este pueblo la palma; generalmente lo hacen de embudillo en Mayo y a veces en Agosto; trasplantan los bravíos o que nacen en los castañares y rara vez los siembran de intento. Por Levante no hay más castaña hasta Sierra Nevada ni por O. hasta el Condado de Niebla. 

En la región inferior aparece la encina dominando a las demás especies, del mismo género, con que suele estar asociada; tal se ve en las laderas del término de Jimera, próximas al rio Guadiaro, en Ronda al Sur del rio de esta villa, en Igualeja al E. del rio Genal y N. y O. del arroyo de Algarra, en Benaojan al O. del rio Guadiaro, en Casares al E. del Genal en Jubrique a las márgenes de los arroyos de Andabalote y en Archidona cerca del arroyo de los Borbollones. 

Inmediatamente después y a mayores alturas se encuentran el alcornoque, y los quejigos: el límite de la región del alcornoque, coincide casi con el del cultivo de la vid y llega hasta unos 400 metros Pasado este límite el alcornoque se presenta como subordinado al quejigo, vegetando éste con mucha lozanía en los montes de Cortes, Gaucín, Benarrabá, Algatocín y O. del término de Tolox en Sierra Blanquilla.

 

Bibliografía y notas

[1] Texto tomado de la descripción de la medalla de concurrencia conmemorativa de la Exposición General Agrícola de 1857. Disponible online en https://ceres.mcu.es/ consultado el 09/11/2024.

[2] Memoria sobre los productos de la agricultura española reunidos en la Exposición General de 1857, presentada al Excelentísimo Señor Ministro de Fomento por la Junta Directiva de aquel concurso. Madrid, Imprenta Nacional, 1859-1861. Disponible online en https://repositorio.bde.es/handle/123456789/5542 consultado el 09/11/2024.

[3] Página 237 de la Memoria sobre los productos de la agricultura española reunidos en la Exposición General de 1857.

[4] Páginas 253 y 255 de la Memoria sobre los productos de la agricultura española reunidos en la Exposición General de 1857.